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HISTÓRICA DERROTA DEL
“MATRIMONIO” HOMOSEXUAL EN COLOMBIA
Miércoles 24 de abril de 2013
51 votos, contra 17, fue el
resultado de este debate.
Contra el pronóstico de los
activistas del movimiento LGTBI y a pesar de su intenso lobby en el
Congreso, del apoyo internacional y del guiño de la alcaldía de la capital del
país, hoy Colombia ratifica el matrimonio entre un hombre y una mujer,
fundamento de la familia natural y fundamento de la sociedad.
Esta histórica
decisión sólo demuestra una cosa, todavía en Colombia se cree en la
familia, se cree en el vínculo natural entre un hombre y una mujer. Todavía en
Colombia se protege la tradición, la cultura, la historia. Todavía en Colombia,
a pesar de que algún congresista dijera lo contrario, se vive la democracia,
esa democracia que tanto ha sido criticada por los promotores de este proyecto,
esa que ha buscado ser redefinida en varios foros como un sistema que debe
buscar que las minorías se vuelvan mayorías.
Hoy es un día histórico para
Colombia, y nuestro país se convierte en uno de los pocos de Latinoamérica que
se atreve a ponerle freno a las ideologías que buscan reconstruir la cultura.
Hoy gana el hombre y gana la mujer, hoy gana la familia y ganan los niños, hoy
ganamos todos, hasta gana la comunidad LGTBI.
Muchos argumentos se dieron en
este largo debate, jurídicos, filosóficos, históricos, psicológicos, políticos,
sociales y culturales, y lo que queda claro es que en Colombia todavía caben
los principios, todavía caben los valores, todavía cabe el buen criterio y en
la política, todavía cabe la búsqueda el Bien Común, principio y fin
fundamental de esta actividad a la que le cabe todavía en nuestro país mucho de
nobleza. Ese bien común fue defendido por muchos en este debate, como principio
de la democracia, pero también se vió varias veces amenazado con los bien
sabidos y manoseados argumentos de la intolerancia, de la homofobia y de la
intransigencia.
Igualarse a las negritudes, a
la esclavitud, a las mujeres oprimidas y sin derechos, no fueron argumentos
suficientes para ganar este debate en el que también quedó claro que no se
trataba de la equiparación de derechos vulnerados por una minoría, sino algo
mucho más grave y peligroso, el reconocimiento social y cultural de unas
uniones que pretendían llamarse matrimonio. Tampoco funcionó apelar a la
modernidad y al avance de 13 países de “avanzada” en el mundo que han aprobado
el matrimonio igualitario y en contraposición, señalar como retrógrados,
dinosaurios, arcaicos, a todos aquellos (el 75% de los colombianos) que opinan
que el matrimonio es entre un hombre y una mujer.
Para el lobby gay
internacional éste es un gran golpe. Colombia, en sus foros y reuniones es la
puerta de Suramérica, la abanderada de los derechos de los homosexuales, y el
hecho de que este proyecto se hunda hoy significa que tendrán que empezar
nuevamente un proceso legislativo que se tardaron años en alcanzar y que en
algún momento dieron por ganado.
Hoy celebramos todos los
colombianos, porque mañana podremos seguir diciéndole a nuestros niños que
tienen el derecho a tener un papá y una mamá, podremos seguir enseñándoles que
ellos, los niños, y todos los seres humanos, nacemos de la unión entre un
hombre y una mujer, que la familia es el lugar donde venimos al mundo y que a
pesar de que las otras opciones son respetables, no son lo que más le conviene
a nuestro país, a nuestros niños, a nuestros jóvenes, a la familia, y que
promoverlas, sería vulnerar la estabilidad social y cultural de una nación que
todavía cree y respeta sus tradiciones, basadas en la naturaleza humana.